No soy una princesa (tazas Sugar Free)

En los cuentos que nos leen desde pequeños, hay mensajes sobre el amor. A los hombres se les hace creer que el amor, es aquello que sucede al final de la aventura, lo que les espera tras haber pasado por mil situaciones difíciles. Lo que le espera después de haber demostrado que es un héroe, de haber demostrado su valentía y su fuerza,  su capacidad para vencer a los enemigos que se encuentra por el camino, incluso vencer a esos monstruos internos que a veces le dejan paralizado de miedo. Si vence todo eso, será digno merecedor del amor de la princesa que le espera, mientras que si fracasa, se quedará solo.


El mensaje de los cuentos, les hace creer que el príncipe azul sabe que vencerá porque siempre se siente querido, no tiene dudas de amor, eso queda para las princesas que gustan de atormentarse. El príncipe azul se sabe deseado por las mujeres, querido por todos, útil para su reino, respetado por sus enemigos, admirado y venerado, y sobre todo, mitificado por su bella doncella. Por eso, el trono de su reino, sólo podrá ser ofrecido a la mujer que le ame como su madre, sin condiciones, sin peros… 

A las mujeres, el mensaje que nos lanzan, es que si somos las elegidas, debemos sentirnos inmensamente afortunadas, somos el grandioso premio a la heroicidad del príncipe, el símbolo de su triunfo, el premio por haber vencido mil batallas, el descanso del guerrero. Por todo esto, nos cuentan, tenemos que ser pacientes, el príncipe está muy ocupado y por encima del amor, está la misión de héroe y hay que anteponerla a nuestra propia historia. 

El héroe, antes de recibir su recompensa, tiene que dejar de lado sus sentimientos, tener pleno control de sus emociones, para aniquilar y destruir a los dragones. Es duro como una roca, aguanta el cansancio, la sed, el hambre, el dolor y el sueño y todo lo que le echen, porque sabe, que al final de las batallas, su princesa le espera en su castillo.

Para las princesas, el amor sí es lo más importante, nos liberará de nuestro encierro, el amor mejorará nuestra vida, por eso hay que cumplir todo lo que se espera de nosotras. Hay ser agradecidas y entregadas con nuestro salvador, con absoluta devoción. Tampoco es casualidad que las princesas siempre estemos solas, desprotegidas ante las circunstancias, soñando con que alguien venga a rescatarnos. Las princesas no tenemos capacidad para crear un plan propio y escapar. Las princesas somos frágiles, sensibles y vulnerables. Suspiramos por el príncipe azul, y en cuanto aparezca seremos felices eternamente y ya nunca estaremos solas

Los príncipes tienen que esforzarse muchísimo para tener su recompensa, las princesas sólo tienen que ser pacientes y esperar, solas, por supuesto, sin rivales alrededor. 

El príncipe, una vez que demuestre lo valiente y fuerte que es, podrá rendirse ante su amada, abrir su corazón gracias a la ternura de su chica. Él la protegerá, ella lo cuidará para siempre, serán felices eternamente y comerán perdices en su palacio de cristal.

Pero la realidad es bien distinta a los cuentos. Los enamorados envejecen, se arrugan, engordan, enferman, pierden su belleza y su alegría. Se cansan, se aburren, se enfadan, se pelean, se traicionan, se perdonan, se reconcilian o se olvidan. Los príncipes y las princesas no son tan perfectos, por lo que su historia de amor, tampoco lo es. 

Esto nos decepciona y nos frustra, así que, para no decepcionarnos y sufrir algo menos, desmitifiquemos el amor de los cuentos, cada pareja que invente su propio cuento con sus propio mensajes, su propia leyenda.

Vosotros, hombres, no hace falta que salvéis al mundo, ni que demostréis constantemente que sois fuertes, dominantes y agresivos, no debéis sentiros responsables de todo. Tampoco debéis ser los vencedores, ni ganadores absolutos, basta con ser una buena persona, capaces de construir una relación bonita.

La princesa real, no está sentada esperando atención, la princesa real, es una mujer libre que está contigo porque quiere estarlo. Y sobre todo hay que recordar que una mujer libre, con autonomía, no es una mujer peligrosa, no hace falta ejercer dominación para poder amarla. 
El príncipe moderno, también es libre de querer a una mujer. Esto no supone una rendición, ni roba la voluntad convirtiendo al hombre en un prisionero, ni quita virilidad. Por eso, liberaros de las cargas de los príncipes azules, vivid el presente inmediato, creando y nutriendo esa historia de amor.


Y nosotras, debemos de dejar de esforzarnos en cumplir el mito de la princesita rosa, nunca seremos tan buenas, guapas,  jóvenes, dulces, pacientes, conformistas y pasivas, como las heroínas de los cuentos, por mucho que nos empeñemos. Nuestra energía debemos aplicarla a construir nuestra propia historia y a ser la mujer que nos dé la gana ser. Al igual que no existe el príncipe azul, tampoco existe la mujer perfecta. Seremos mucho más felices, si queremos a la gente, tal cual es, sin mitificarla, ni endiosarla.

Si quieres transformar tu vida, no esperes a tu salvador, ponte manos a la obra y cambia de tu vida aquello que no te guste, esa responsabilidad es sólo y únicamente de cada persona. 

Tazas divertidas de SUGAR FREE Collection, que plasman en un corto mensaje, que el amor es para disfrutar, no para sufrir. El amor es amor, y sirve para hacernos la vida más bonita y fácil. Así que, disfrutar del presente, que es el mejor tesoro del que disponemos. 
Diseños disponibles y que pueden ser una buena opción para regalar este San Valentín. 


Sugar Free ©







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