El último Dandy

Inteligente, educado, culto, joven y bello, siempre bien vestido, Jacques de Bascher, empieza a forjarse un nombre durante la década de los 70, entre la frívola y adinerada alta sociedad de París. 

Un personaje oscuro con cara de ángel, depredador sexual, un socialité del mundo de la moda, un dandy irresistible y sublime. Un gigoló fabuloso, cuyo mayor logro fue su decadente vida. 

Hedonista y con falta de ambición, es durante su adolescencia, tras seducir a uno de sus profesores de instituto, cuando se da cuenta de su irresistible belleza y porte, y que estos atraían por igual a hombres y mujeres. Estas armas las utiliza para adentrarse en un mundo que ensalza la perfección (el mundo de la moda) y sin las cuales, las puertas le habrían permanecido cerradas.

Testigo principal de una época de excesos, se hizo amigo del séquito de Warhol, el cual pasaba grandes temporadas en París. Después comenzó a acercarse a Karl Lagerfeld e Yves Saint Laurent y a mezclarse con la comitiva de seres impresionantes (hombres y mujeres que rodeaban a ambos modistos) y cuyas vidas sólo consistían en ser bellos, vestir bien, reír, bailar, drogarse y por supuesto, follar, follar y luego follar más. 



Cuando Lagerfeld y De Bascher se conocen, el primero se vuelve loco de amor por el segundo, convirtiéndolo en su musa. Durante 18 años fueron una de las parejas más modernas y extrañas, un dúo inalterable que dejó el sexo fuera de la ecuación. (Según el modisto, nunca se acostaron). Con esta relación, De Bascher encuentra el trampolín perfecto para seguir con su vida de ocio y hedonismo, sin tener que trabajar ni preocuparse por sus gastos, ya que según palabras de Lagerfeld: "el que tiene el dinero es el que paga". Y él era el que pagaba todos los caprichos de su amado.




El niño bonito de Lagerfeld, era un hombre insaciable en el sexo, le daba igual practicarlo con hombres o con mujeres, pero no sólo era una cuestión de placer, sino que también, era una manera de ejercer el poder que tenía sobre los demás. Era un adicto a las escenas de sadomasoquismo gay y a las relaciones de sumisión. Yves Saint Laurent, por ejemplo, se dejó encerrar en un armario Art-Decó, para dejar constancia de su sumisión, más allá de los focos. Habían comenzado un romance tras una orgía celebrada en la casa de De Bascher. Este romance, provoca la ira de la pareja de Yves (Pierre Bergé) y desemboca en una rivalidad sin precedentes, entre los dos clanes de la alta costura (Lagerfeld y Saint Laurent). 

Era perverso y le gustaba escandalizar. En 1977 organizó la fist-fucking más sofisticada de la historia, (1.500 personas enfundados en ropa negra, fueron testigos de esta fiesta). Su manera de ver la vida, le llevó a consumir alcohol en cantidades exageradas y a esnifar cocaína nada más levantarse, sumergiéndose cada día en la decadencia, entendida como la caída lenta de la belleza. Nunca sospechó que abrazar sin pudor la transigencia sexual de la época, le conduciría a la muerte en forma del virus VIH. 

El mundo de la moda, ese mundo que follaba, bailaba y se abrazaba alegremente, se vio obligado a separarse en dos facciones, odiándose entre sí tras las erupción del SIDA. El universo de la moda se volvió negro, negativo y oscuro. Muchas vidas quedaron entre las sombras... demasiada libertad, demasiadas fiestas, demasiadas drogas y demasiado sexo. Con la aparición del SIDA, la fiesta llegó a su fin.


Jacques De Bascher, a pesar de optar por vivir de una forma decadente, no pudo soportar su deterioro físico y cortó todos los lazos con el mundo. Murió con 48 años, Lagerfeld fue el único que permaneció a su lado hasta el último momento y nunca consiguió recuperarse de su pérdida. 

Hoy estarán juntos allí donde se reencuentran las almas.

Sugar Free ©


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