Ser Mujer

Como dijo Simone de Beavoir “una mujer no nace, se hace”.

Y hacerse mujer no es fácil, de repente hacen acto de presencia las hormonas y todo el mundo se fija en ti, mientras tú empiezas a preguntarte ¿Quién soy? 

Comienza una lucha encarnizada para aprender a toda velocidad, para establecer un plan, marcando objetivos e ir avanzando en esa dirección. Es a partir de ese momento, como dice Moran Caitlin, cuando nos convertimos en un mono atado a un cohete, o lo que viene siendo una bomba de relojería con patas. 

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Sí, es en ese momento cuando comienza una relación complicada con nuestro cuerpo, con la comida, con los hombres, con el trabajo, con la sexualidad, con la maternidad, con el aborto, con la depilación, con el botox y con el universo en general… Puede parecer que vivimos en la época perfecta para triunfar, podemos votar, tomamos anticonceptivos y desde principios del siglo XVIII no nos mandan a la hoguera por brujas, pero aún hoy en día, el ambiente que nos rodea no ve con buenos ojos las victorias de una mujer, en muchos casos resultan amenazantes, un error o simplemente no resultan de buen gusto.

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Y luego, para colmo, el feminismo actual no es que ayude mucho a la tarea de ser mujer. Lo que fue una de las revoluciones más interesantes y emocionantes, eficaz e incendiaria de toda la historia, se ha reducido a un par de argumentos, cada vez más endebles y ridículos, defendidos por un par de docenas de mujeres.

Hay una teoría, la de la ventana rota: “Basta dejar una ventana rota en un edificio vacío, para que los vándalos comiencen a romper las demás. Al final se colarán en el edificio arrasándolo todo”. Si esta teoría la aplicamos a la desigualdad femenina y dejamos de ridiculizar a las mujeres poderosas o famosas por ser demasiado gordas o delgadas, por su forma de vestir o por sus defectos físicos, estaremos arreglando esas ventanas rotas, para que nadie se cuele dentro de los seres inteligentes y con luz propia que somos las mujeres.

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No, definitivamente la vida de las mujeres no es fácil. Hay que resolver muchos problemas y no precisamente el de no tener nada que ponernos… Pero afortunadamente no perdemos el optimismo, porque sabemos que siempre hay salida para cualquier situación.

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